miércoles, 9 de marzo de 2011

LIBIA: Paralelismos (2) Ignota oposición en la que se exhiben más armas que gente

Las filtraciones que esperamos que el tiempo nos depare dirán cómo fue que al iniciarse las manifestaciones contra Gaddafi, repentinamente, se hayan pasado a las filas de la oposición, primero, nada menos que el último ministro de justicia de Libia, Mustafa Muhammad Abd-al-Jalil y, acto seguido, el ministro del interior de Libia, general del Ejército, Abdul Fatah Yunis, a los que siguieron otros militares y diplomáticos destinados en el extranjero, todos situados en un sector de la oposición que anunciaba hace unos días en wikipedia estar entre los más partidarios de una intervención extranjera en su país.

En cualquier otro contexto una clase semejante de alzamiento, surtida generosamente por una parte del ejército hasta ayer adicto, sería considerada un golpe de estado, y dado que por el momento no han logrado su objetivo, solo parecen confiar en el apoyo externo "de toda clase" para poder  desplazar a Gaddafi.  Lo que claramente está en las antípodas de lo que sucedió y sucede en Egipto y Túnez.
Pero intentos de golpe de estado de parte de militares nacionales, muchas veces digitados por intereses externos, han sido una constante en muchísimos países "en desarrollo", como España no hace muchos años, y se suceden desde comienzos del siglo XX por lo menos.

Es como si, perdonen la fantasiosa comparación, durante el mandato de Bush, el ministro del Interior del Reino de España se hubiera sublevado contra su rey, o más verosímilmente contra el jefe de su gobierno y al día siguiente la rebelión hubiera aparecido generosamente surtida con toda clase de armas, exhibiéndose en las plazas, incluso con cañones antiaéreos y algunos tanques y la asonada hubiera recibido el apoyo instantáneo a un hipotético recien constituído y anónimo nuevo consejo nacional interino apareciendo a partir de alli profusamente conectada con toda clase de gobiernos vecinos o lejanos, resentidos por la intempestiva orden de retorno de los soldados españoles desplegados hasta entonces en Irak tal cual había osado firmar el ya casi depuesto líder, contra el que por supuesto se empezaron a hacer continuos llamamientos a su derrocamiento por parte de la comunidad internacional que declaraba incluso en boca de toda clase de altos funcionarios internacionales estar dispuesta a entregar armas y "todo lo que fuera necesario" para asegurar el alejamiento de tan pernicioso jefe de gobierno, al que a partir de entonces denominaron tirano, solo por unos cuantos meses, hasta que mostró su lado obsecuente y todo esto terminó siendo, como dije, una fantasía.

El problema para los torrenciales ofrecimientos de ayuda de "toda clase" que están cayendo sobre la oposición en Libia es que parece que además de estos instantáneos opositores que hasta ayer eran el 2º al mando y los demás muy cercanos y altos funcionarios al todavía líder Líbio, hay muchas otras clases diferentes de enemigos de Gaddafi en este rejuntado, y parece que son más o menos irreconciliables entre si. 

Tanta pululación ideológica en el bando opositor  explica un poco el final caricaturesco del gesto heroico de los espías ingleses que querían llevar (¿"qué" querían llevar ya que fueron cogidos con un arsenal de bombas y sofisticadas armas de interferencia?) su aliento para entrar en contacto con líderes de la oposición no identificados, pero que fueron detenidos por otros miembros de la oposición ( no los que esperaban contactar, parece) que los detuvieron y luego los enviaron de vuelta con el mensaje de que la próxima vez que entraran, les pidieran permiso a ellos, y no a los otros, anónimos, embozados dentro de la pululación de toda clase de fuerzas oscuras, como debe ser seguramente el núcleo ígneo, confuso, precipitado, infiltrado, de la oposición dentro de la que no niego que haya fuerzas con sobradas y justas razones para rebelarse contra Gaddafi.

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