La derecha ultramontana, y la derecha light, que compone casi todo el espectro de la opinión pública manipulada por los medios adictos a los estados y empresarios buitres, han estigmatizado a los más lúcidos y profundos presidentes que han participado en esta Asamblea de la ONU. Evo Morales, el indio, y Hugo Chávez, al que la derecha de su país, y la derecha de todos los países llaman mono, han evolucionado años luz como estadistas en solo unos pocos años según puede constatar cualquiera que no sea un asno recalcitrante, y se proyectan a un nivel intelectual al que muy escasos otros presidentes asistentes o participantes en esta Asamblea han logrado llegar en sus propias evoluciones. Es reconfortante ver la enorme inteligencia y comprensión, además de la valentía, que han exhibido estos dos presidentes, elegidos por los medios de comunicación habituales para denostar, degradar y caricaturizar, por su común origen popular. El primer gran golpe a la falsificación peyorativa ha sido el discurso de Evo Morales, un patriota latinoamericano que yo creo que pasará a la historia, entre otras cosas, por su sorprendente evolución personal Y ahora según yo veo, Chávez con su carta a esta Asamblea de la ONU se agrega a los que cargan verdades como dioses, o como diablos, a sus discursos, y exhiben una inteligencia tan despierta y brillante que destaca entre los gobernantes actuales. Esto es anecdótico, porque la verdad la decían ya desde antes, pero ahora sus verdades recuerdan el espesor desusado de la inteligencia en estos ámbitos, y esto en medio del silencio atronador exhibido por los lugares comunes a los que ha acudido la gran mayoría de los presidentes al hacer su turno de oratoria en esta ronda.
El presidente venezolano, Hugo Chávez pidió a los países miembro de Naciones Unidas conformar una Alianza para derrotar política guerrerista
Señoras y señores:
Dirijo estas palabras a la Asamblea General de las Naciones Unidas, a este gran foro donde se encuentran representados todos los pueblos de la tierra, para expresar las verdades de la Venezuela bolivariana y reafirmar nuestro compromiso irrenunciable con la justicia y la igualdad, esto es, con la paz.
La paz, la paz, la paz…
No buscamos la paz de los cementerios, como decía Kant con ironía, sino una paz asentada en el más celoso respeto al derecho internacional. Lamentablemente, la ONU, a lo largo de toda su historia, en lugar de sumar y multiplicar esfuerzos por la paz entre las Naciones, termina avalando -unas veces, por acción y, otras, por omisión- las más despiadadas injusticias.
Siempre hay que recordar que el Preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas, se habla de salvar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra… Pura letra muerta. Desde 1945 para acá, las guerras no han hecho sino crecer y multiplicarse inexorablemente. Veamos, una vez más, hacia Libia destruida y ensangrentada por voluntad de los poderosos de este mundo.
Quiero hacer un llamado a la reflexión a los gobiernos del mundo: desde el 11 de septiembre de 2001, comenzó una nueva guerra imperialista que no tiene precedentes históricos: una guerra permanente, a perpetuidad.
Debemos mirar de frente la aterradora realidad del mundo en que vivimos. Necesario es formular un conjunto de inquietudes a partir de los peligros y las amenazas que nos acechan: ¿por qué Estados Unidos es el único país que siembra el planeta con bases militares?; ¿a qué le teme para tener tan escalofriante presupuesto destinado a aumentar cada vez más su poderío militar?; ¿por qué ha desencadenado tantas guerras, violando la soberanía de otras naciones que tienen los mismos derechos sobre sus destinos?; ¿cómo hacer valer el derecho internacional contra su insensata aspiración de hegemonizar militarmente al mundo en garantía de fuentes energéticas para sostener su modelo depredador y consumista?; ¿por qué la ONU no hace nada para detener a Washington? Si respondiéramos, con absoluta sinceridad, a estas interrogantes, comprenderíamos que el imperio se ha adjudicado el papel de juez del mundo, sin que nadie le haya otorgado tal responsabilidad, y que, por tanto, la guerra imperialista nos amenaza a todos.
Washington sabe que el mundo multipolar es ya una realidad irreversible. Su estrategia consiste en detener, a toda costa, el ascenso sostenido de un conjunto de países emergentes, negociando grandes intereses, con sus socios y secuaces, para darle a la multipolaridad el rumbo que el imperio quiera. Pero esto no es todo: se trata de una reconfiguración del mundo que se sustenta en la hegemonía militar yanqui.
La humanidad se está enfrentando a la amenaza cierta de la guerra permanente. En cualquier escenario, y Libia lo demuestra, el imperio está dispuesto a crear las condiciones políticas para ir a la guerra. En la visión imperial del mundo, se está invirtiendo el célebre axioma de Clausewitz: la política es la continuación de la guerra por otros medios.
¿Qué hay en el trasfondo de este nuevo Armageddon?: el poder omnímodo de la cúpula militar-financiera que está destruyendo al mundo para acumular cada vez más ganancias; la cúpula militar-financiera que está subordinando, de facto, a un conjunto, cada vez más grande, de Estados. Téngase en cuenta que el modo de existir del capital financiero es la guerra: la guerra que arruina a los más, enriquece, hasta lo impensable, a unos pocos.
En lo inmediato existe una gravísima amenaza para la paz mundial: el desencadenamiento de un nuevo ciclo de guerras coloniales, que comenzó en Libia,
con el siniestro objetivo de darle un segundo aire al sistema-mundo capitalista, hoy en crisis estructural, pero sin ponerle ninguna clase de límites a su voracidad consumista y destructiva. El caso de Libia debe alertarnos sobre la pretensión de implementar un nuevo formato imperial de coloniaje: el del intervencionismo militar avalado por los órganos antidemocráticos de las Naciones Unidas y justificado en base a mentiras mediáticas prefabricadas.
La humanidad está al borde de una catástrofe inimaginable: el planeta marcha inexorablemente hacia el más devastador ecocidio; el calentamiento global lo anuncia, a través de sus pavorosas consecuencias, pero la ideología de los Cortés y los Pizarro respecto del ecosistema, como bien dice el notable pensador francés Edgar Morin, los lleva a seguir depredando y destruyendo. La crisis energética y la crisis alimentaria se agudizan, pero el capitalismo sigue traspasando impunemente todos los límites.
Frente a este panorama tan desolador, el gran científico estadounidense Linus Pauling, galardonado en dos ocasiones con el Premio Nobel, nos sigue iluminando el camino:
Creo que existe en el mundo un poder mayor que el poder negativo de la fuerza militar y de las bombas nucleares: el poder del bien, de la moralidad, del humanitarismo. Creo en el poder del espíritu humano. Movilicemos, entonces, todo el poder del espíritu humano: es tiempo ya. Se impone desatar una gran contraofensiva política para impedir que los poderes de las tinieblas encuentren justificaciones para ir a la guerra: para desatar la guerra global generalizada con la que pretenden salvar al capital de Occidente.
Venezuela llama a la constitución de una gran alianza contra la guerra y por la paz: con el supremo objetivo de evitar la guerra a como dé lugar. Hay que derrotar políticamente a los guerreristas y, más aún, a la cúpula militar-financiera que los auspicia y manda.
Construyamos el equilibrio del universo que avizorara el Libertador Simón Bolívar: el equilibrio que, según sus palabras, no puede hallarse en el seno de la guerra; el equilibrio que nace de la paz.
Necesario es hacer memoria y memoria inmediata: Venezuela, junto a los países miembros de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA), estuvo abogando activamente por una solución pacífica y negociada al conflicto libio. Así lo hizo, también, la Unión Africana. Pero, a la postre, se impuso la lógica bélica decretada desde el Consejo de Seguridad de la ONU y puesta en práctica por la OTAN, ese brazo armado del imperio yanqui. La lógica bélica que tuvo su punta de lanza en las transnacionales de la comunicación: recuérdese que el “caso Libia” fue llevado al Consejo de Seguridad sobre la base de la intensa propaganda de medios de comunicación, que mintieron al afirmar que la aviación libia bombardeaba a civiles inocentes, por no mencionar la grotesca escenificación mediática en la Plaza Verde de Trípoli. Esta campaña premeditada de mentiras, justificó medidas apresuradas e irresponsables del Consejo de Seguridad de la ONU, que abrieron el camino para que la OTAN implementara, por la vía militar, su política de cambio de régimen en ese país.
Vale la pena preguntarse: ¿en qué se ha convertido la zona de exclusión aérea establecida por la resolución 1973 del Consejo de Seguridad? ¿Acaso las más de 20.000 misiones aéreas de la OTAN contra Libia, muchas de ellas con el fin de bombardear al pueblo libio, no son la negación misma de esa Zona de Exclusión? Aniquilada completamente la fuerza aérea libia, la continuidad de los bombardeos “humanitarios” demuestra que Occidente, a través de la OTAN, impone sus intereses en el Norte de África, convirtiendo a Libia en un protectorado colonial.
Es una burla afirmar que se ha impuesto desde la ONU un embargo de armas en Libia, cuando la misma OTAN introdujo miles de armas pesadas para apoyar a la insurrección violenta contra el gobierno legítimo de ese país. El embargo, por supuesto, solo debía impedir que el gobierno libio defendiera su soberanía, validando una vez más ese cruel modo de funcionamiento internacional según el cual la ley solo se impone al débil.
¿Cuál es el motivo real de esta intervención militar?: recolonizar a Libia para apoderarse de sus riquezas. Todo lo demás se subordina a este objetivo. Nadie coloniza inocentemente, decía, con toda razón, el gran poeta martiniqués Aimé Césaire en su extraordinario Discurso sobre el colonialismo.
Por cierto: la Residencia de nuestro Embajador en Trípoli fue invadida y saqueada, pero la ONU hizo mutis por el foro, guardando un silencio ignominioso.
Exigimos el cese inmediato de los bombardeos sobre territorio libio. Igualmente, seguiremos exigiendo respeto al derecho internacional en el caso de esta Nación hermana: no nos quedaremos callados ante la intención perversa de destrozar las bases que le dan sentido y razón. Por eso mismo, lanzamos la siguiente pregunta a esta Asamblea: ¿Por qué se le concede el escaño de Libia en la ONU al autodenominado “Consejo Nacional de Transición”, mientras se bloquea el ingreso de Palestina, desconociendo, no sólo su legítima aspiración, sino lo que es ya voluntad mayoritaria de la Asamblea General? Venezuela ratifica aquí, con todas sus fuerzas y con la autoridad moral que otorga la voluntad mayoritaria de los pueblos del mundo, su solidaridad incondicional con el pueblo palestino y su apoyo irrestricto a la causa nacional palestina, incluyendo desde luego la admisión inmediata de un Estado palestino de pleno derecho en el seno de la Organización de las Naciones Unidas.
Y el mismo formato imperialista se está repitiendo en el caso de Siria. A no ser porque algunos miembros permanentes del Consejo de Seguridad hacen muestra hoy de la firmeza que les faltó en el caso de Libia,
todo estaría definido para que el Consejo de Seguridad diera su aval a la OTAN para disparar misiles y enviar bombarderos contra Siria.
Es intolerable que los poderosos de este mundo pretendan arrogarse el derecho de ordenar a gobernantes legítimos y soberanos que renuncien en lo inmediato. Así sucedió con Libia, de igual forma quieren proceder contra Siria. Tales son las asimetrías existentes en el escenario internacional y tales son los atropellos contra las Naciones independientes.
No somos quienes para adelantar un juicio sobre la situación interna de Siria, primero, por la complejidad inherente a toda realidad nacional, y segundo porque sólo el pueblo sirio puede resolver sus problemas y decidir su destino en atención al derecho a la autodeterminación de los pueblos, un derecho inalienable en todos los sentidos. Pero eso no nos impide pensar que es cien veces mejor apostar por el éxito del amplio diálogo nacional al que ha convocado el Presidente Bashar Al Assad, que imponer sanciones y gritar como hienas por una intervención militar. Desde la Venezuela bolivariana respaldamos, sin ambigüedades, los ingentes esfuerzos que hace el Presidente Bashar Al Assad por preservar la unidad y la estabilidad de su patria, ante el asedio del imperialismo voraz.
Señor Presidente,
Dirijamos nuestra atención ahora al Cuerno de África y tendremos un ejemplo desgarrador del fracaso histórico de la ONU: la mayoría de agencias de noticias serias sostienen que entre 20 mil y 29 mil niños menores de 5 años han muerto en los últimos tres meses.
La gran periodista Frida Modak, en su artículo Morir en Somalia, deja al descubierto toda la miseria que, peor que la que devasta la extensa región del Cuerno de África, carcome a las principales organizaciones internacionales, en primerísimo termino a la ONU: Lo que se necesita para hacer frente a esta situación son un mil 400 millones de dólares, no para solucionar el problema, sino para atender la emergencia en que se encuentran Somalia, Kenia, Djibouti y Etiopía. Según todas las informaciones los próximos dos meses serán decisivos para evitar la muerte de más de 12 millones de personas y la situación más grave es la de Somalia.
No puede ser más atroz esta realidad, si al mismo tiempo no nos preguntamos cuánto se está gastando en destruir a Libia. Así responde el congresista estadounidense Dennis Kucinich: Esta nueva Guerra nos costará 500 millones de dólares solo durante la primera semana. Claro está que no tenemos recursos financieros para eso y acabaremos reduciendo la financiación de otros importantes programas domésticos. Según el mismo Kucinich, con lo gastado en las tres primeras semanas al norte del continente africano, para masacrar al pueblo libio, en mucho se podría haber ayudado a toda la región del Cuerno de África, salvando decenas de miles de vidas.
Las razones que motivaron la criminal intervención en Libia para nada son humanitarias: se fundamentan en el postulado maltusiano de que “sobra gente en el mundo” y hay que eliminarla, generando más hambre, destrucción e incertidumbre. Generando, al mismo tiempo, más ganancias financieras. En este sentido, es francamente lamentable que en el mensaje de apertura de la 66 Asamblea General de la ONU no se llamó a la acción inmediata para solucionar la crisis humanitaria que padece el Cuerno de África, mientras se asegura que “ha llegado el momento de actuar” sobre Siria.
Señoras y Señores,
Clamamos, igualmente, por el fin del vergonzoso y criminal bloqueo a la hermana República de Cuba: bloqueo que, desde hace más de cincuenta años, ejerce el imperio, con crueldad y sevicia, contra el heroico pueblo de José Martí.
Hasta 2010, ya van diecinueve votaciones en la Asamblea General de la ONU que confirman la voluntad universal de exigirle a los Estados Unidos que cese el bloqueo económico y comercial contra Cuba. Agotados todos los argumentos de la sensatez internacional, sólo resta creer que tal ensañamiento contra la Revolución Cubana es consecuencia de la soberbia imperial ante la dignidad y la valentía que ha mostrado el insumiso pueblo cubano en la soberana decisión de regir su destino y luchar por su felicidad.
Desde Venezuela, creemos que ha llegado la hora de exigirle a los Estados Unidos no solo el fin inmediato y sin condiciones del criminal bloqueo impuesto contra el pueblo cubano, sino la puesta en libertad de los 5 luchadores antiterroristas cubanos secuestrados en las cárceles del Imperio, por el único motivo de buscar impedir las acciones ilegales que grupos terroristas preparan contra Cuba, bajo el cobijo del gobierno de los Estados Unidos.
Señor Presidente de la Asamblea General y distinguidos representantes de los pueblos del mundo:
Queremos reiterarlo: es imposible ignorar la crisis de Naciones Unidas. Ante esta misma Asamblea General sostuvimos, en el año 2005, que el modelo de Naciones Unidas se había agotado. En aquella ocasión, planteamos, también, la necesidad impostergable de su refundación.
Desde entonces hasta acá, nada se ha hecho: la voluntad política de los poderosos se ha impuesto. Claro: la ONU, tal como hoy funciona, sirve dócilmente a sus intereses. Para nosotros, es claro que Naciones Unidas no mejora ni va a mejorar desde adentro. Si su Secretario General junto con el Fiscal de la Corte Penal Internacional, participan en un acto de guerra, como en el caso de Libia, no hay nada que esperar del actual formato de esta organización. Y ya no hay tiempo para reformas: la ONU no acepta reforma alguna; la enfermedad que lleva por dentro es mortal.
Resulta intolerable que exista un Consejo de Seguridad que le dé la espalda, cada vez que quiere, al clamor mayoritario de las naciones, desconociendo deliberadamente la voluntad de la Asamblea General. Si el Consejo de Seguridad es una suerte de club con miembros privilegiados, ¿qué puede hacer la Asamblea General, cuál es su margen de maniobra, cuando éstos violen el derecho internacional?
Parafraseando a Bolívar -cuando se refería concretamente al naciente imperialismo yanqui en 1818- basta ya de que las leyes las practique el débil y los abusos los practique el fuerte. No podemos ser los Pueblos del Sur quienes respetemos el derecho internacional, mientras el Norte nos destruye y saquea, violándolo.
Si no asumimos, de una buena vez, el compromiso de refundar Naciones Unidas, esta organización perderá definitivamente la poca credibilidad que le queda. Su crisis de legitimidad se acelerará hasta la implosión final. De hecho, así ocurrió con el organismo que fue su antecedente inmediato: la Liga de Naciones.
Un primer y decisivo paso para que comencemos a refundar Naciones Unidas sería eliminar la categoría de miembros permanentes y el derecho a veto en el Consejo de Seguridad. Igualmente, habría que maximizar democráticamente el poder de decisión de la Asamblea General. También se impone, en lo inmediato, la revisión a fondo de la Carta de Naciones Unidas con el objetivo de proceder a la redacción de una nueva Carta.
Pueblos del mundo:
El futuro de un mundo multipolar en paz, reside en nosotros. En la articulación de los pueblos mayoritarios del planeta para defendernos del nuevo colonialismo y alcanzar el equilibrio del universo que neutralice al imperialismo y a la arrogancia.
Este llamado amplio, generoso, respetuoso, sin exclusiones, se dirige a todos los pueblos del mundo, pero muy especialmente a las potencias emergentes del Sur, que deben asumir con valentía el rol que están llamadas a desempeñar en lo inmediato.
Desde América latina y el Caribe han surgido poderosas y dinámicas alianzas regionales, que buscan configurar un espacio regional democrático, respetuoso de las particularidades, y deseoso de poner el acento en la solidaridad y la complementariedad, potenciando lo que nos une y resolviendo políticamente lo que nos divide. Y este nuevo regionalismo admite la diversidad y respeta los ritmos de cada quien. Así, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) avanza como experimento de vanguardia de gobiernos progresistas y antiimperialistas, buscando fórmulas de ruptura con el orden internacional imperante y fortaleciendo la capacidad de los pueblos de hacer frente, colectivamente, a los poderes fácticos. Pero esto no impide que sus miembros den un impulso decidido y entusiasta a la consolidación de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), bloque político que federa a los 12 Estados soberanos de Suramérica, con el fin de agruparlas en lo que El Libertador Simón Bolívar llamó “una Nación de Repúblicas”. Y más allá, los 33 países de América Latina y el Caribe nos preparamos para dar el paso histórico de fundar una gran entidad regional que nos agrupe a todos, sin exclusiones, donde podamos diseñar juntos las políticas que habrán de garantizar nuestro bienestar, nuestra independencia y nuestra soberanía, con base en la igualdad, la solidaridad y la complementariedad. Caracas, la capital de la República Bolivariana de Venezuela, se enorgullece desde ya en albergar, los próximos 2 y 3 de diciembre, la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno que fundará definitivamente nuestra Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Los venezolanos ciframos nuestras esperanzas en una gran alianza de los ensambles regionales del Sur, como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), la CARICOM, el SICA, la Unión Africana, la ASEAN o la ECO y, muy especialmente, en las instancias interregionales de articulación de potencias emergentes como el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que debe convertirse en un polo de atracción articulado con los pueblos del Sur.
Quiero finalizar recordando al gran cantor del pueblo venezolano: a Alí Primera. En una de sus canciones nos interpela así: ¿Cuál es la lucha de/ los hombres, para lograr/ la paz?/ ¿Y cuál paz?/ Si quieren dejar/ el mundo como está. Hoy más que nunca, el peor crimen contra la paz es dejar al mundo como está: si lo dejamos como está, el presente y el porvenir están y estarán determinados por la guerra perpetua. Por el contrario, lograr la paz supone revertir radicalmente todo lo que impide, para decirlo con el mismo Alí Primera, que sea humana/ la humanidad.
La DERECHA tiene como principio no tener ética ni civismo. Allí donde pueden hacerse con los medios para tener más dinero, todo vale. Ante la resistencia de los que no quieren ser saqueados, utiliza la violencia (CiU es de nuevo el claro aviso de lo que va a ocurrir en el resto de España si gana el PP).
Catalunya está dando una lección clarísima del saqueo de los bienes públicos (bienes que todos hemos pagado con nuestro dinero), o de su destrucción por medio de los “recortes”, para bloquear este acceso a los ciudadanos y obligarles a ira la privada. Y esto tanto para los Servicios Sanitarios Públicos como ara la Educación Pública.
Esto se desvía del tema aparentemente, pero cae en lo mismo. Por medio de las mentiras aterrorizan al público que se les echa en los brazos. Con Gadaffi, retratándolo como cruel, sanguinario y un tiranuelo que esconde detrás el terror del islamismo (otra mentira). Del mismo modo en Catalunya CiU está aterrorizando a los ciudadanos con la ruina y el abismo para Catalunya si no aceptan lo que CiU propone; y cuando no pueden, recurren a la violencia. Un modo sutil y desvergonzado que siempre han utilizado los tiranos para convertir a los ciudadanos en súbditos manejables.
Esta es demasiado gorda…
¿Por qué reconoció el atentado e indemnizó a las víctimas entonces?
Yo no digo que no haya hecho cosas buenas, pero el régimen derivó mucho y violó demasiados derechos humanos como para ser creíble.
Al menos tres ha reconocido pagando una indemnización a los familiares o víctimas directas de los atentados.
El primero de ellos ocurrió en 1986 en Berlín, una bomba explotó en una discoteca, tres personas murieron y al menos otras 160 resultaron heridas. El segundo, fue un atentado a un avión de una compañía aérea estadounidense, 270 personas murieron. Y el último, fue la explosión de un avión de una compañía francesa, 170 pasajeros murieron.
Pero eso no quiere decir que realmente hayan sido ellos. La cosa si se mira bien no es tan difícil de comprender.
Libia llevaba 10 años con unas duras sanciones económicas que le habían sido impuestas a raíz de no querer extraditar a Al-Megrahi (que según los occidentales era el autor del atentado de Lockerbie)
Esas sanciones económicas estaban impidiendo el desarrollo económico de Libia. Era el pueblo libio el que estaba sufriendo las consecuencias.
En esas condiciones los dirigentes de Libia hicieron números y dijeron:
¿Cuánto estamos perdiendo a causa de estas sanciones? Una cantidad astronómica, difícil de calcular.
¿Cuánto nos costaría salir de esta situación? 2700 millones de dólares (lo que hay que pagar a las víctimas de Lockerbie) . Esta cantidad se puede considerar casi como “calderilla” si miramos el dinero que mueven los presupuestos de un país.
Total que poniendo en un lado de la balanza lo que costaba al país el mantenimiento de las sanciones y en el otro lo que costaba pagar las idemnizaciones por el atentado, claramente era “rentable” para el país pagar esas idemnizaciones para que les levantasen las sanciones económicas.
Y por otro lado lo que Libia aceptó fué la responsabilidad civil por el atentado. No la responsabilidad penal. Es decir ellos no reconocieron ningún tipo de autoría ni intelectual ni de ningún tipo. Lo único que dijeron es que acataban la sentencia del Tribunal que condenó a Al-Megrahi. Y como Al-Megrahi era un agente secreto libio, el Estado libio era responsable civil subsidiario de lo que él hubiese hecho. Seguramente sabían que Al-Megrahi era inocente, pero había que acatar la sentencia para que acabasen las sanciones económicas contra Libia.
Y sobre el caso del avión que explotó sobre el Chad básicamente sucedió algo parecido. Primero se empezó sospechando de la Yihad islámica, después de los rebeldes del Chad. Y finalmense se acusó a Libia. Hubo un juicio en rebeldía sobre ese caso porque los seis acusados (todos ellos libios) estaban en paradero desconocido. Como consecuencia de ese juicio se les declaró culpables. También en este caso Libia acató la sentencia y pagó las idemnizaciones, pero nunca reconoció ningún tipo de autoría en el atentado. Además han declarado varias veces que creen en la inocencia de los acusados y que si éstos son detenidos reclamarán un nuevo juicio.
Yo no digo que Gadafi sea un corderito ni tampoco que nunca haya roto un plato. Pero sí creo que ha sido usado como chivo expiatorio en casos en los que era incómodo culpar a otros.
Por qué los “rebeldes” libios no pueden tomar Trípoli
Indignados deberían mirar más hacia Libia
http://www.obamaslibya.com (No apto para gente sensible)
Parece que todo forma parte del apagón informativo que tenemos sobre Libia en la mayor parte de los medios (también en Internet).
No obstante, sí es una buena noticia que organizaciones como Amnistía_Internacional o Human_Rights_Watch hayan empezado por fin a darse cuenta de todos los engaños y propaganda de guerra que se están vertiendo sobre Libia.
Amnistía Internacional duda de las acusaciones contra Gaddafi
Amnistía Internacional duda de las acusaciones contra Gaddafi
MANIFESTACIONES SILENCIADAS POR LOS TELEDIARIOS ESPAÑOLES:
Entre un millón (según algunas fuentes) y un millón setecientos mil personas (según el gobierno de Libia) se manifestaron en Trípoli el día 1 de Julio para apoyar a Gaddafi y condenar la agresión de Occidente contra Libia.
http://www.youtube.com/watch?v=OzPDeNB5-S8
Lo cual constituye la mayor manifestación de toda la historia de Africa. Parece que tendría que tener suficiente relevancia informativa como para ser incluído en las noticias de cualquier Telediario. Pero no salió en ninguno de los principales informativos españoles.
Otra manifestación pro-Gaddafi que tampoco mereció atención por parte de los Telediarios tuvo lugar en Sabha el pasado 8 de Julio, con una participación de unos 400.000 manifestantes
http://www.youtube.com/watch?v=D1T7SdEuWgU
Otras manifestaciones igualmente masivas en Libia de rechazo a la OTAN a las que los informativos españoles les han dedicado poca o ninguna atención.
Ajelat – 14/07/11
http://www.youtube.com/watch?v=8jqk8qtFcSc&feature=related
Zliten – 15/07/11
http://www.youtube.com/watch?v=ILo7STMlsw8
Al-Zawiya – 16/07/11
http://www.youtube.com/watch?v=MRvY-SW2Z88
Apenas esta última mereció algunos segundos en los informativos de la Primera y de Telecinco afirmando que se trataba de una manifestación pro-Gaddafi formada por unas 10.000 personas. Lo cual resulta irrisorio para cualquiera que dé un simple vistazo al vídeo.
Las manifestaciones masivas pro-Gadafi, aparte de una victoria moral para el Gobierno de Libia, son la prueba más evidente de la mentira de todo lo que los medios occidentales nos han contado sobre Libia en los últimos 6 meses.
Tal como lo ilustra el siguiente artículo:
Las pruebas más evidentes de la mentira originaria contra Libia
Aunque muchos (como Sarkozy) parece que aún sueñan con un final feliz para esta absurda aventura bélica en la que han involucrado a Occidente.
El saqueo a Libia es la esperanza
El silencio de los medios occidentales sobre lo que ocurre en Libia demuestra el absoluto empadramiento entre políticos y periodistas. Lo sucedido en Inglaterra (caso News of the World) parece ser sólo la punta del iceberg.